“ La primera vez que vi a Tencha Bussi de Allende -la primera vez de veras, de veras la vi, verdaderamente comprendí quién era ella- fue en Roma, un día incierto de marzo de 1974. Por cierto, que mis ojos la habían divisado antes, en múltiples ocasiones: en su casa en Santiago, ya que era amigo de juventud de sus hijas Isabel y Taty; en la Moneda, cuando trabajaba yo con Allende y ella llevaba a cabo las funciones oficiales de primera dama; y durante las marchas y los mítines y las luchas de la revolución chilena. Pero esa era otra Tencha, la de Chile en democracia, la de un Chile pacífico, la de un Chile donde su marido estaba vivo y su país avanzaba hacia la justicia y la libertad.
La Tencha que conocí en Roma, en el Tribunal Russell que había organizado Lelio Basso seis meses después del golpe de septiembre de 1973, era una persona enteramente diferente. El dolor y la pérdida, lejos de haberla destruido, la habían agigantado. No sé en qué momento ocurrió la transformación. Tal vez fue el instante en que tuvo que enterrar a su esposo sin que la dejaran ver su rostro. Tal vez fue el instante en que se subió a un avión enviado por el presidente de México, partiendo a un exilio del que no volvería en muchos años y juró que no retornaría derrotada. Tal vez fue cuando se dio cuenta de que, ante la ausencia de Allende, era ella la que encarnaría para tantos la esperanza de un Chile ultrajado por Pinochet, era ella la que iba a tener que constituirse en el sitio de la unidad de la dispersa resistencia chilena, era ella la que iba a tener que representar ante el mundo un pueblo violado. “ *
poster 43 x 32,5 cm |
* Ariel Dorfman citado en: http: http://tenchadeallende.wordpress.com/category/mensajes-a-tencha-de-allende/
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